El problema de la inclusión financiera
La inclusión financiera es un problema severo en países en desarrollo, donde la carencia de infraestructuras financieras no permite el progreso económico, ya que los mecanismos de financiación están muy alejados de la realidad social y la economía de base.
La buena noticia es que la digitalización acelerada (en forma de comunicaciones móviles y smartphones) está poniendo los raíles de la bancarización antes incluso, en muchos casos, que los raíles físicos para los trenes. Esta realidad acelerada de la digitalización y el acceso a servicios financieros, abundará en la creación de negocios, crecimiento económico y riqueza.
En países con un nivel de inclusión financiera muy elevada como España, con un 95% de la población con una cuenta bancaria (según el último y excelente informe de la Consultora española AFI), se está creando, sin embargo, una corriente de opinión contraria en cuanto a la digitalización, en relación a cómo afecta a las personas mayores.
La digitalización de la banca
La digitalización de la banca española (que siempre ha estado, y sigue estando, en cabeza a nivel mundial), donde muchos de los servicios se derivan a un auto-servicio digital, haciendo redundantes las oficinas físicas, está afectando a una parte de la población menos afín a las nuevas tecnologías, o incluso estando bien formadas en su momento, con problemas de salud (visión, alzheimer, etc.) que les impiden esa relación fluida con sus entidades financieras.
La experiencia de usuario, pensada también para nuestros mayores, debe ser una obligación cuando se diseñan tecnologías. El mejor ejemplo lo tenemos con Whatsapp y su uso masivo, donde todos hemos podido comprobar cómo las personas mayores se han familiarizado con su uso, y lo dominan igual, o mejor, que un millennial.
En ese camino, las tecnologías de Biometría y Verificación de la Identidad, que son la primera puerta para la transformación digital, juegan un papel clave en esa inclusión.
Dos ejemplos:
1/ Fe de vida en pensionados en México
La incorporación de tecnologías de biometría de voz (independientes del texto, idioma y en 3 segundos), permite a los pensionistas en México, sin necesidad de un smartphone (inclusión social) acreditar que están vivos para recibir su pensión, evitando desplazamientos a la oficina (bonus: reducción de contaminación), tiempo y molestias en un segmento de la población que en muchas ocasiones no tienen autonomía, ni medios para hacerlo por sí mismos. El sistema incluso funciona con dialectos del idioma sin adaptaciones de la misma. En la siguiente entrevista que mantuvimos con Cynthia Méndez, Directora de Gestión de Pensiones en BBVA México, ella explica el agradecimiento de los clientes, que su vida es más fácil y que, en definitiva, se piensa en ellos. Obsta decir que la entidad también consigue objetivos como la reducción de costes en la atención y el incremento de la seguridad en el proceso.
2/ Acceso a instalaciones con biometría facial
Las personas acceden a través de un sistema automático que les reconoce por ser quienes son (con su biometría facial) de una manera voluntaria, privada y segura.
En este reportaje realizado por una televisión, se recogen testimonios (todos de personas mayores), donde dan muestra de su aceptación y ventajas. Esta tecnología se ha desplegado también en instalaciones corporativas, para gestionar el acceso de empleados, visitas y también para servicios de logística, siempre con la garantía de contar con tecnologías (hardware y software) desarrolladas enteramente en España, acreditadas por el NIST en USA, estando entre las mejores del mundo en su rendimiento y su privacidad, y su mínimo sesgo por edad, género y raza.
En la tecnología, como casi todo en esta vida, no hay blancos ni negros, sino grises y matices, pero quienes estamos al frente del desarrollo de la misma debemos ser sensibles a los efectos positivos y negativos que la misma puede tener, y pensar en la mejor forma que podemos ponerla a disposición de toda la población, respetando sus derechos y siendo sensibles a sus fortalezas y limitaciones, que serán los nuestros, si la vida nos sonríe, en unos pocos años.