En abril de 2021, Eduardo Azanza, CEO de Veridas, participó en la “Ponencia de estudio sobre la adopción de una regulación de las nuevas realidades tecnológicas, disruptivas y sociales” enmarcada en la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital en el Senado Español.
En su intervención, como experto en biometría e Inteligencia Artificial, Eduardo explicó el rol de las tecnologías biométricas en la garantía de uno de los derechos fundamentales del ser humano: el derecho a la identidad.
El pasado 14 de octubre de 2022, el El Boletín Oficial de las Cortes Generales publicó un resumen de todas las sesiones donde destacaba que de entre los diferentes elementos de autenticación establecidos por el Reglamento (UE) n.º 910/2014 del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la identificación electrónica y los servicios de confianza, la biometría “es la única que puede garantizar con certeza la identidad de las personas”.
Se trata de una conclusión muy relevante que no solo diferencia los elementos de autenticación, sino que eleva la biometría por encima de los sistemas basados en conocimiento o posesión. Estos sistemas como las contraseñas o claves, solo se anclan en una identidad presunta.
Elementos de autenticación
La Unión Europea reconoce tres elementos de autenticación:
- Conocimiento (algo que sabes): una contraseña, tu nombre y apellidos, tu dirección, tu número de DNI…
- Posesión (algo que tienes): Un móvil, una tarjeta de coordenadas…
- Inherencia (algo que eres): Tu cara, tu voz; tu biometría.
Los métodos basados en conocimiento o posesión son frágiles al fraude y pueden ser sustraídos o hackeados. Sin embargo, la biometría es un elemento propio y único de cada persona, que gracias a sistemas biométricos de alta precisión permiten garantizar el derecho de las personas a ejercer su identidad real tanto en el mundo físico como en el digital.
La biometría como ingrediente transformador de la sociedad
La tecnología biométrica moderna es precisa, fácil de usar y garantiza la seguridad y la privacidad de los ciudadanos, permitiendo una identificación unívoca en el espacio digital y físico.
Además, facilita las interacciones con las Administraciones Públicas y empresas, ahorrando tiempo, recursos y desplazamientos innecesarios, reduciendo así la huella de carbono de cada transacción.
Como toda tecnología, el uso de la biometría debe ser correctamente regulado, pero, sin duda, su uso está suponiendo un elemento de transformación en la sociedad, dejando atrás la brecha digital, aumentando la seguridad y mejorando la experiencia de usuario.